Por: Elián Zidán
Llevaba mucho tiempo dándole vueltas a la idea de comenzar a escribir una columna de opinión; Por una parte porque me preguntaba si a alguien le interesaba lo que tengo que decir y por otra, porque tampoco había encontrado un tema que me motivara completamente a plasmar mis pensamientos en unas líneas.
Sin embargo, esto cambió el pasado 15 de septiembre de 2024, cuando tuve la oportunidad de presentar para la cadena Univision la transmisión del grito de la independencia desde la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México mejor conocida como el Zócalo.
En momentos de tanta polarización y división política y social tras la victoria del partido oficialista Morena para reformar al Poder Judicial, un sin fin de publicaciones en redes sociales me aparecían cuestionando si se debía celebrar o no el 15 de septiembre. Para muchos era un día de júbilo y la cereza del pastel del sexenio López Obrador, pero para otros era el fin de la democracia y el inicio de una autocracia.
Ese mismo 15 de septiembre, mientras me preparaba para salir al aire revisaba como de costumbre las publicaciones en la plataforma "X". Allí me tope con una fotografía del presidente López Obrador junto a la presidenta electa Claudia Sheinbaum; La publicación, confirmaba que el presidente había firmado el decreto de la reforma al Poder Judicial momentos antes de salir por última vez al balcón principal de Palacio Nacional a pronunciar la arenga de indpendencia.
En ese preciso instante, volteé la mirada al Zócalo y me di cuenta que estaba en un país que vivía completamente dos realidades. Mientras cientos de miles de personas gritaban "sí se pudo", otros desde sus casas decidieron no celebrar el día de la independencia.
John Roderigo Dos Passos decía “Podéis arrancar al hombre de su país, pero no podéis arrancar el país del corazón del hombre". Y subrayo esto último porque creo que esta es la pregunta del millón, ¿el orgullo de ser mexicanos depende de alguien o algo?.
Un mensaje en Instagram de alguien que conozco desde la infancia, afirmaba que pese a estar en desacuerdo con las decisiones políticas del país, él y su esposa iban a festejar el 15 de septiembre para inculcarles el valor del patriotismo a sus hijos pequeños, ya que por el amor a la patria se lucha desde la trinchera elegida.
En tiempos de tanta división es importante recordar que México es más que un presidente, unos partidos políticos, y diferentes ideologías. En un mundo ideal, sabríamos que ante todo somos mexicanos y no deberíamos tener que esperar 4 años para que un mundial y la Selección Nacional nos lo recuerden y nos permitan abrazarnos y al unísono gritar ¡Viva México!
El patriotismo es un símbolo no sólo de orgullo sino también de valentía, y es esta misma la que me lleva a escribir por primera vez estas líneas. Y es que como periodista, sólo a través de este medio se me permite expresar mi punto de vista sobre un suceso que pasará a la historia de ese país que nos vio nacer a mi familia y a mi y nos ha dado tanto.
Desde su independencia, México ha adoptado muchas formas: Imperio Mexicano, República Federal, Imperio Europeo, República Liberal, Dictadura y República Democrática, cada una marcada por figuras que intentaron definir al país a través de su gobierno. Sin embargo, México nunca ha sido solo su gobierno, y menos aún en la actualidad. Nuestra identidad ha resistido los cambios más radicales, mientras que nuestra cultura sigue siendo fuerte, más rica y compleja con el tiempo. ¡Viva México! nunca ha sido un grito que respalde al que lo proclama; ¡Viva México! es el grito de los mexicanos (en México y donde sea) que desafían, incluso cuando apoyan. Es el grito que celebra a un país que se ríe de la muerte y, por lo…