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El regreso de Donald Trump

Por: Elián Zidán


Regresa Donald Trump a la Casa Blanca tras cuatro años de ausencia. Su aplastante victoria no solo le devuelve la Oficina Oval, sino también la mayoría en ambas cámaras del Congreso y en la Corte Suprema.


Trump arrasó tanto en las urnas como en los votos del Colegio Electoral. Su victoria se reflejó en los números, en el mapa de los Estados Unidos y en el Congreso, que prácticamente se pintaron de rojo.


Los estados péndulo se doblegaron ante la marea roja, que, conforme pasaban las horas durante la noche de la elección, iba ganando cada vez más terreno.


La noche del 5 de noviembre, que pintaba para ser larga debido a la proximidad de ambos candidatos en las encuestas, rápidamente empezó a mostrar la clara ventaja del candidato republicano sobre su rival demócrata.


Lo que muchos se preguntan es: ¿Qué pasó con las encuestas? ¿No se suponía que estaban empatados? Estas interrogantes es normal que surjan ante el margen por el que ganó el expresidente Trump.


Hay varios aspectos clave para entender lo que sucedió tras el cierre de las urnas y los primeros resultados. Uno de ellos es el abrupto giro de varios grupos tradicionalmente demócratas hacia el lado republicano.


De acuerdo con la Prensa Asociada (AP), en comparación con 2020, el voto a favor de Donald Trump de los afrodescendientes aumentó al 16%, el de los latinos al 42% y el de otros grupos al 41%.


Pero el voto hispano, sin lugar a dudas, es uno de los que más llama la atención. Tradicionalmente, este grupo favorecía a los demócratas por distintos motivos, uno de ellos la migración. Sin embargo, en 2024, el voto de los hispanos en favor de Donald Trump fue sorprendente, crucial y determinante.


Los ataques, los comentarios despectivos, las burlas y la dura postura migratoria del expresidente, al parecer, quedaron en el olvido de muchos latinos. Lo único que les importó a la hora de salir a votar fue un interés muy personal y completamente entendible: la economía.


Estas elecciones pueden ser vistas de dos formas: una como el gran regreso de Donald Trump y la remontada de su partido, o dos, como un referéndum a la actual administración y los demócratas.


Un ejemplo de esto es la victoria de Donald Trump en lugares como el condado Miami-Dade, un bastión demócrata en términos de elecciones presidenciales, que un republicano no ganaba desde 2004, cuando George W. Bush fue electo presidente.


En cuanto a los estados péndulo, hay que prestar particular atención a Pensilvania, la joya de la corona durante toda la contienda. Haciendo zoom al mapa y comparándolo con 2020, claramente se ve que en los sitios más rurales hubo un claro giro hacia la derecha.


Ambos candidatos hicieron una larga campaña en dicho estado tratando de cautivar los 19 votos electorales que otorga. Con todas las posibles combinaciones, los expertos afirmaban que quien se llevara a Pensilvania muy probablemente llegaría a los 270 votos electorales necesarios para cantar victoria, hecho que ocurrió tal y como lo vaticinaban los modelos y las predicciones.


Mientras los republicanos están de fiesta y gozan de una mayoría absoluta en varias ramas del gobierno, los demócratas deben analizar con calma en qué fallaron y qué pudieron haber hecho mejor.


En estos próximos 4 años, tendrán tiempo suficiente para replantear sus bases, estrategias y entender por qué los hispanos votaron por un candidato que públicamente ha ofendido a ciertos integrantes de su comunidad.


En un momento de tanta convulsión política, es importante que el ahora presidente electo gobierne para todos los estadounidenses y deje a un lado sus intereses personales para poner a la patria primero.


En esta segunda oportunidad que el electorado le da a Donald Trump, debe demostrar que está a la altura del cargo y que, tras 4 años de ausencia, hubo un crecimiento y aprendizaje.

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